jueves, 2 de julio de 2009

EN RECUPERACION UNICA SOBREVIVIENTE

Tumbada en una cama de un hospital de Mororí, la capital de las islas Comoras, Baya se recupera de sus heridas leves: una fractura de clavícula, quemaduras en una pierna a la altura de la rodilla y un moratón en la cara. "Según me ha contado ella, no sintió nada y de pronto se vio en el mar, oía voces y luego dejó de oírlas", contaba el padre, Karim Bakari, a una televisión francesa.

Poco a poco se van conociendo detalles de la vida de esta joven y de su aventura: reside en las afueras de París, casi no sabe nadar, es muy tímida y su padre se asombra de la capacidad de resistencia que atesoraba. Su madre viajaba con ella al lado. Ha muerto. En un principio, según su padre, no se lo contaron. "Ella decía que a su madre la habían colocado en otra habitación", explicaba el padre que, por su parte, ha ocultado la mala noticia a los tres hermanos pequeños.

La adolescente fue encontrada de madrugada, a 40 kilómetros de las islas Comoras, flotando, abrazada a un trozo del avión, en medio de un mar movido, rodeada de cadáveres y de restos del naufragio, según explicó uno de los participantes en las labores de rescate. La hallaron templando frenéticamente, aquejada de un principio de hipotermia. "Le lanzamos un salvavidas pero no tuvo fuerzas para agarrarlo. Tuve que saltar para ayudarla. Temblaba mucho. Le pusimos cuatro mantas, le dimos agua caliente con azúcar, sólo le preguntamos su nombre y el nombre del pueblo en el que había nacido", explicaba en una radio francesa este miembro del equipo de salvamento. La chica, previsiblemente, regresará mañana a París, donde será hospitalizada.

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